viernes, 13 de noviembre de 2015

La cumbre del clima de París y la implicación en el entorno económico


El gráfico de la izquierda representa la relación entre el consumo de energía mundial y el PIB mundial desde el año 1980 hasta el año 2010. Se puede apreciar que antes del año 2000, el crecimiento del PIB era más rápido que el crecimiento del consumo energético. Sin embargo, a partir del año 2000 el consumo energético y el crecimiento del PIB se igualan. Si la sociedad ha intentado desacoplar estas dos magnitudes de tal manera que se pueda producir más con un menor consumo energético, ¿por qué sucede esto? La respuesta parece encontrarse en lo que los científicos denominan la TRE o tasa de retorno energético que mide la cantidad de energía que obtiene la sociedad respecto a la energía necesaria para obtenerla. Dicho de otra manera, la extracción de energía para consumo humano es cada vez más cara y necesita de una mayor utilización de energía, que por lo tanto, no se utiliza para producción.


Ahora vemos el mismo gráfico pero para el caso concreto de España. Como se puede apreciar la relación entre consumo energético y PIB es muy estrecha. Esto nos muestra que España tiene una dependencia de la energía sin la cual le es imposible obtener crecimiento económico. La tasa de dependencia energética de España es de las más altas de la Unión Europea alrededor del 60,00 %, casualmente lo mismo ocurre con el resto de países periféricos, por lo que nuestra economía es muy vulnerable ante los cambios que se puedan producir en cuanto a producción o precio.


Entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre se celebrará en Paris la XXI conferencia sobre cambio climático. Está Conferencia que pretende combatir de una manera decidida los efectos sobre el clima que tiene la actividad humana, de la cual ya parece ser que hay pocas dudas, tiene una vital importancia puesto que los acuerdos que allí se tomen sustituirán a los acuerdos de Kioto y entrarán en vigor en 2020, y que las dos potencias más contaminantes del planeta, EE.UU y China, llegan con compromisos en la reducción de sus emisiones. Y ahora el tema es bastante serio, al hilo de la introducción anterior, aunque la economía mundial creció el año pasado alrededor del 3 %, las emisiones de CO2 se mantuvieron estables. Esto quiere decir que el mantra del aumento de la producción con menores costes contaminantes es solo una cortina de humo, por lo que tendremos que elegir entre crecimiento económico y conservación del medio ambiente, y por las diversas noticias que se llevan sucediendo y que más tarde detallaremos, parece que hemos apostado por lo segundo ya sea por decisión o por obligación.

Si definimos el capitalismo como el modelo económico que necesita de crecimientos exponenciales y que estos están vinculados a un consumo energético también creciente, lo primero que podemos deducir, que en el caso de España, según el cuadro anterior, cualquier acuerdo que vincule a los países a un menor producción de CO2 producirá menores crecimientos económicos y por lo tanto, una imposibilidad de salir de la crisis en los términos que conocemos hoy en día.  

Que el precio del petróleo, principal fuente energética mundial, pueda pasar de manera brusca de máximos a mínimos es uno de los signo inequívocos de que la economía mundial no pasa por su mejor momento. Cuando el precio aumenta hasta alcanzar cuotas que la sociedad no se puede permitir como por ejemplo el año 2011, se produce una reducción del consumo (bienes y servicios), es decir reducción de la demanda, menor consumo de energía, el caso más significativo es la fábrica del mundo, China, sobreproducción energética y bajada del precio hasta llegar a un mínimo que pueda bajar los costes de producción, bajada del precio de los bienes hasta volver al aumento del consumo (bienes y servicios) y por lo tanto mayor emisión de CO2. Es decir entramos en un círculo vicioso que terminará cuando el planeta no pueda absorber más CO2 y ese momento ha llegado. La producción de petróleo que cada vez es menor y su coste cada vez más elevado, provocará que cada vez que empieza el ciclo alcista del precio se producirá una expulsión de personas del mercado laboral que en los ciclos bajistas no se podrán absorber en su totalidad, habiendo por tanto cada vez más trabajadores sin posibilidad de encontrar empleo.

Noticias como el caso Volkswagen no son casualidad, los motores diésel que se sabían más contaminantes que los motores gasolina, pero que a raíz del escándalo hemos descubierto que son todavía más contaminantes de lo que presumíamos, preparan a la opinión pública para una menor utilización de este tipo de motores tanto por su implicación medio ambiental como por el hecho, esto menos público, que para la producción de diésel es necesario petróleo convencional y no vale los petróleos sucedáneos como el fracking. La campaña de la DGT para desplazamientos en bici dentro de las ciudades también nos prepara para un menor consumo de petroleo, el tema de las carnes rojas lanzado por la Organización Mundial de la Salud, su comercio implica consumo energético en producción, transporte, envasado, etc… recorriendo miles de kilómetros hasta el punto de venta, sustituyendo su consumo por este otro, la aprobación de la directiva europea en la regulación de los insectos dentro de la normativa alimentaria, las guerras sucedidas en países como Egipto, Siria, Libia o Túnez, países productores de petróleo, que ante la bajada del precio no pueden mantener la importación de alimentos con la consecuencia de las  conocidas revueltas en su población. Situación que podría producirse en Argelia, principal suministrador de gas de España. Son noticias publicadas sin una aparente relación entre ellas y dispersas en el tiempo pero que tienen un elemento común en el problema de la energía. 

La esperada tecnología que sustituya el petróleo como principal fuente energética ni llega ni se le espera, por lo que las medidas ya se empiezan a tomar, aunque en España es tema tabú, con las implicaciones que puede tener sobre todo en materia de pensiones. El crecimiento temporal de la economía española nada tiene que ver con las medidas adoptadas por el gobierno, son los agentes exteriores, como el precio del petróleo, la compra masiva de deuda por parte del BCE, la bajada de los tipos de interés o depreciación del euro, los que está fomentando este crecimiento. Si se produce un mínimo problema en los mercados internacionales que haga que alguno de los agentes se comporte de manera antagónica volverá a llevar a España a una recesión. Y esto puede producirse más pronto de lo que pensamos, el comercio mundial da signos de estancamiento, la banca se prepara para ajustarse al nivel de la economía actual, en España después del 20-D, se prepara una mega fusión de bancos, con el despido de 35.000 personas y el cierre de una millar de oficinas, quedando tan sólo tres bancos, se presume que quedará así Santander-Popular, BBVA-Bankia y Caixabank-Sabadell, produciéndose primero la absorción de las entidades más pequeñas. Todo ello dentro de un plan europeo para reducir el número de bancos de la eurozona. Deutchebank prepara 15.000 despidos y la salida de diez países o como Citigroup más a nivel internacional, se prepara para 50.000 despidos, son ejemplos del cambio que se avecina.

Que los líderes mundiales sean capaces de gestionar el cambio de paradigma, transmitirlo a la población sin crear una histeria y de forma gradual, adecuando nuestro nivel de vida a las posibilidades energéticas será indispensable para evitar un mayor sufrimiento.  

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